Pensiones: Me pasé al sistema público
La urgente reforma al sistema general de pensiones es nuevamente parte del debate público. Este tema estuvo presente en la candente discusión del Plan de Desarrollo y seguirá siendo protagonista de la agenda del Gobierno nacional. Son muchas las voces expertas que califican dicha reforma como de carácter inaplazable, siendo el esquema actual regresivo, insostenible e inequitativo.
Por: Eduardo Behrentz
Mi aporte a esta discusión lo hago desde mi propia experiencia: en meses recientes me pregunté cuál de las opciones disponibles me era de mayor beneficio. Esto para un asalariado de 45 años con relativas condiciones favorables en su estabilidad y proyección laboral, además de un privilegiado acceso a expertos y a literatura técnica sobre la materia. Mi conclusión fue inequívoca: yo debía tramitar de inmediato (como efectivamente lo hice) mi traslado desde el fondo privado en el que me encontraba desde hace más de una década, hacia el sistema público administrado por Colpensiones.
En el proceso para llegar a esta conclusión entendí la urgencia de la reforma y la importancia de que este debate se adelante con plena transparencia para los ciudadanos. Pocas cosas más importantes para la calidad de vida del adulto mayor (y por esa vía para la estabilidad social del país) que contar con una pensión digna y un apropiado acceso a servicios de salud.
Un primer elemento a destacar es la diferencia esperada en el monto de la mesada pensional al comparar los dos regímenes que conviven actualmente. En condiciones normales para trabajadores que devenguen varios salarios mínimos, las mensualidades para beneficiarios de los fondos privados serán entre la mitad y un tercio de las que recibirían en el esquema público. Esto es, una persona típica con estabilidad laboral que devengue hoy en día, digamos, tres millones de pesos al mes, esperaría una jubilación en Colpensiones con una mesada de unos dos millones de pesos. La misma persona recibiría un salario mínimo en un fondo privado.